El consumismo ético es una tendencia emergente que consiste en comprar a empresas que contribuyen positivamente a causas sociales y medioambientales. Sólo en el Reino Unido, esta tendencia ha alcanzado los 122.000 millones de euros.

Hablar con sus hijos sobre el consumismo ético es esencial, ya que puede moldear sus futuras decisiones de compra y aumentar su concienciación sobre los problemas sociales y medioambientales actuales y futuros.

Humanizar a los trabajadores

El consumismo ético aboga por que los consumidores apoyen a las empresas que pagan salarios justos y tratan humanamente a los trabajadores. Esta idea ha sido impulsada por organizaciones durante décadas para exigir prácticas más éticas en la producción de bienes y servicios.

Históricamente, estos grupos estaban formados sobre todo por mujeres de clase media y media-alta que se organizaban en torno al «consumo ético». Su objetivo inicial era eliminar el trabajo infantil y defender la protección de las trabajadoras con salarios bajos. 

Más tarde, a medida que el New Deal se afianzaba en Estados Unidos, estos grupos de consumidores de afiliación voluntaria ampliaron su agenda para abordar asuntos como las leyes de salario mínimo y los derechos de negociación colectiva.

En la actualidad, sin embargo, la NCL ha pasado de centrarse en la defensa de la educación de los consumidores y el cumplimiento de la normativa laboral y de seguridad existente a un objetivo más modesto de educación de los consumidores. Este cambio refleja una evolución general del consumismo hacia prácticas de consumo éticas.

Implementación

Muchas empresas han respondido a esta tendencia implantando prácticas más humanas en el lugar de trabajo. Esto permite que los empleados se sientan valorados como individuos y no como meros engranajes de una máquina.

Un aspecto esencial de un lugar de trabajo humanizado es el énfasis en el trabajo en equipo. Cuando los empleados colaboran, crean confianza y seguridad entre ellos, fomentando conexiones humanas genuinas.

Este entorno motivará a la empresa a expandirse y prosperar, animará a los empleados a trabajar duro y permanecer leales mucho después de haber dejado el trabajo. Según estudios, los empleadores que ofrecen un apoyo más holístico a sus empleados experimentan un aumento del 21% en alto rendimiento.

Es esencial recordar que humanizar el lugar de trabajo requiere una inversión inicial. Aunque puede llevar algún tiempo, los beneficios merecen la pena. Humanizar el lugar de trabajo garantizará el éxito de su empresa al crear una cultura que fomenta el trabajo en equipo, la innovación y la comunicación.

Desglosarlo

El consumismo ético es una tendencia cada vez más extendida en el comercio minorista. Se trata de un movimiento de clientes que son conscientes de la procedencia de sus artículos y del efecto que tienen tanto en el medio ambiente como en los empleados de las distintas marcas.

Buscan marcas que defiendan sus valores y optan por comprar en estas empresas en lugar de beneficiar a las grandes empresas que suele visitar el cliente promedio. Además, prefieren comprar en tiendas y sitios web que ofrecen mayor transparencia sobre sus cadenas de suministro.

Transmitir este mensaje a los niños es esencial, ya que les motivará a luchar por los derechos humanos en el trabajo y por el medio ambiente. Puedes hablar con ellos sobre el consumismo ético y mostrándoles que tienen el poder de cambiar las cosas.

El movimiento del consumismo ético cuestiona el modelo de mercado, afirmando que las decisiones de compra individuales son declaraciones políticas que apoyan o se oponen a determinadas prácticas medioambientales y laborales. Su objetivo es incentivar a las empresas para que adapten sus prácticas de producción a los valores éticos de los consumidores.

Alcance

La liberalización del mercado implica dos cambios fundamentales en la percepción de los bienes: en primer lugar, se convierten en algo más que meros objetos de consumo; sirven como vehículo para validar las reivindicaciones de valor asociadas a su producción. En segundo lugar, el consumo se convierte en una acción política independiente por derecho propio, como el voto.

Esta filosofía puede transformar nuestros mercados y redefinir las fronteras entre la política y los negocios. El resultado es un movimiento activo que fomenta la conservación de los recursos naturales, promueve sociedades más equitativas y sostenibles y hace del mercado un lugar de mayor democracia.

Sin embargo, explicar el consumismo ético a niños que aún no son capaces de procesar ideas complejas puede ser todo un reto. Por ello, es esencial simplificar este concepto para que incluso los más pequeños puedan comprenderlo.

Buscar alternativas

El consumismo ético consiste en utilizar el dinero de tus compras para apoyar valores que te importan. Esto puede incluir apoyar el comercio justo, proteger el trabajo infantil y a los trabajadores de las fábricas, o incluso rechazar productos que dañan a los animales o al medio ambiente.

El consumismo ético puede resultar problemático para los niños, sobre todo cuando se habla sobre fábricas donde se explota a los trabajadores. Para que el concepto resulte más sencillo y menos intimidatorio para sus hijos, divídalo en trozos más pequeños para que puedan entenderlo mejor.

Una forma de asegurarse de que sus hijos entienden la importancia del consumo ético es llevarlos a un mercado local y enseñarles de dónde proceden sus alimentos o llevarlos de excursión a un santuario de animales o a una reserva natural. Esto dará a sus hijos una conexión tangible con la procedencia de sus alimentos y hará aún más evidente donde compran y de donde provienen las cosas.

Encontrar alternativas

También puedes optar por comprar productos de marcas más transparentes sobre la procedencia de sus productos y las condiciones laborales de sus trabajadores. De este modo, demostrará a sus hijos que valora a los responsables de crear su ropa y sus juguetes.

Cuando sus hijos son pequeños, puede resultar difícil decirles que no sin armar un escándalo. Pero sólo así entenderán que comprar artículos fabricados en fábricas donde se explota a los trabajadores o se esclaviza a los trabajadores no merece la pena. Por ejemplo podrías optar por comprar juguetes de madera con carpinteros locales, los cuales fabrican versiones sostenibles de juegos como domino, parchis, bingo, entre otros. Añadiéndole un valor al juguete, de longevidad y enseñando a los niños que las alternativas están al alcance de las manos.

En lugar de optar por algo mejor o igual a lo que desean, intenta buscar alternativas. Existen innumerables sitios web y aplicaciones que ayudan a encontrar las mejores opciones.

No te limites a decir no

El consumismo ético es un movimiento que te anima a emplear tu dinero en causas que te importan. Es un esfuerzo por garantizar que sus productos beneficien a las personas y al medio ambiente, no sólo a las empresas.

El consumismo se ha generalizado en nuestro mundo, por lo que es fácil olvidar que nuestros productos pueden afectar significativamente al planeta y a otras personas. Por ejemplo, tu smartphone utiliza litio altamente contaminante, y la ropa se fabrica con algodón que consume muchos recursos o con poliéster que desprende microplásticos. Los alimentos pueden haber sido cosechados por esclavos modernos o envasados en entornos inseguros. Estas son sólo algunas de las posibles repercusiones de lo que compramos.

Los consumidores éticos no se limitan a rechazar el consumo poco ético, sino que realizan cambios que les mueven en la dirección correcta. Por ejemplo, elegir una empresa comprometida con la sostenibilidad medioambiental y social, comprar productos locales siempre que sea posible y aportar dinero a organizaciones que trabajan por la justicia social.

Recientemente, el movimiento ha experimentado un enorme aumento de apoyos. Como resultado, muchas empresas animan activamente a sus clientes a comprar de forma ética, y algunas incluso crean etiquetas «sostenibles» o «éticas» en sus productos.

Inclusivo o no

Sin embargo, este tipo de consumismo ético plantea algunos problemas. En primer lugar, hay mucha controversia sobre si este consumismo beneficia al mundo.

Algunos sostienen que no, mientras que otros creen que su impacto en el mundo es mínimo. Otros sostienen que es injusto que los que no tienen dinero compren productos con valores éticos, y que sólo deberían beneficiarse de ello los privilegiados que pueden permitírselo.

Estos argumentos suelen derivar de una visión anticuada de la sociedad. Se debe tener en cuenta que muchas personas no pueden permitirse artículos producidos éticamente y, en su lugar, deben esforzarse por encontrar alternativas más baratas.

A decir verdad, convertirse en un consumidor ético no tiene por qué romper su presupuesto. Sin embargo, con un poco de esfuerzo y planificación, podría ahorrar dinero reduciendo el consumo de carne, comprando alimentos a granel en grandes cantidades, reciclando o reutilizando materiales de embalaje, o simplemente disminuyendo la cantidad de ropa que se pone cada semana. Sea cual sea tu estilo de vida, ser más sostenible puede ser económico y sencillo.